viernes, 20 de mayo de 2011

ERICK ERICKSON

Este científico alemán, que incursionó en diferentes campos como la psicología, la filosofía, la antropología, entre otras, estableció una construcción de la identidad a partir de ocho etapas, en donde el yo juega un papel trascendental.
Las ocho etapas o estadios, a nuestro entender, ofrecen una caracterización que demuestran que la identidad es un proceso continuo y que va en aumento progresivamente y que al llegar a la adolescencia se presenta una crisis en donde el sujeto valiéndose de sus experiencias busca solucionar.
Estas etapas son las siguientes: 1) Confianza versus desconfianza, 2) autonomía versus vergüenza y duda, 3) iniciativa versus culpa, 4) laboriosidad versus inferioridad, 5) identidad versus difusión de roles, 6) intimidad versus alejamiento, 7) creatividad versus estancamiento y 8) integridad versus desesperación.
En la primera etapa se presenta la situación de relación entre la madre y el hijo generando un clima de seguridad o inseguridad, según esta relación sea satisfactoria o insatisfactoria.
En la segunda etapa vemos a un infante que quiere actuar con autonomía y libertad logrando un autocontrol de sus acciones; pero si se viera impedido por la actitud coercitiva de los padres siente vergüenza y duda. La tercera etapa caracterizada por la fantasía, en la que el infante da vida a los objetos con que juega y busca realizar toda clase de actividades, estará en función de lo que los padres respondan a estas actividades, desarrollando en el sujeto su iniciativa o su culpabilidad. La cuarta etapa en el estudio de Erikson corresponde a la niñez, en donde el niño aprende a hacer y compartir y a una búsqueda de reconocimiento por lo que hace desarrollando su deseo al trabajo; pero se presenta la contraparte que es propia del niño, el temor frente a lo que tiene que realizar, ocasionándole un sentimiento de inferioridad.
La quinta etapa coincide con el inicio de la pubertad y, por lo tanto, con la maduración de la sexualidad y con ello la preocupación de lo que llamaría William Schonfeld (1973) la "imagen corporal", además de lo que ellos sienten de sí mismos.
El problema surge cuando el sujeto, en el reconocimiento de sí mismo, se reconoce en otros personajes a quienes admira y la orientación que deberá seguir dentro del medio social en que vive.
La sexta etapa coincide con la adolescencia con esa búsqueda de encontrarse a sí mismo a través de sus satisfacciones sexuales personales y la soledad que experimenta el sujeto ocasionando su aislamiento voluntario. La sétima etapa, a la que Erikson llama de creatividad o generatividad, frente al estancamiento o paralización; nos presenta la posibilidad de orientar al sujeto a que se desarrolle su espíritu creativo y actuando responsablemente frente al medio; contrariamente, si esto no se da se produce en él un estancamiento o paralización.
La última y octava etapa se puede analizar en la búsqueda por parte del sujeto a una defensa de lo que ha construido y llevado a cabo en su vida y que todo lo que llevó a cabo y realizó fueron provechosos para su vida futura; contrariamente, si no fue así, surgirá en el sujeto desesperación y malestar por no haber sabido aprovechar su tiempo.

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