sábado, 21 de mayo de 2011

BRUNNER

JEROME BRUNNER
Jerome Brunner, psicólogo estadounidense, nació en Nueva York en 1915. Se graduó en la universidad de Duke en 1937. Después marchó a la universidad de Harvard, donde en 1941 consiguió su título de doctor en psicología. En 1960 fundó el Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad de Harvard y, aunque no inventó la psicología cognitiva, le dio un fuerte impulso. Tiene una impresionante producción de libros y artículos científicos. Podemos señalar: Hacia una teoría de la instrucción, Ed. Uteha: México, 1972; Acción, pensamiento y lenguaje, Editorial Alianza: Madrid, 1984; El habla del niño, Paidós: Barcelona, 1986; La importancia de la educación, Paidós: Barcelona, 1987; Actos de significado, Alianza Editorial: Madrid, 1991.
Brunner publicó La educación, puerta de la cultura en 1997. Cuando le propusieron escribir este libro se resistió, porque "mis ideas estaban en metamorfosis", confiesa el autor, "preocupado en elaborar una nueva psicología cultural" (p.12). Finalmente aceptó porque "no hay nada más apropiado que la práctica educativa para probar una psicología cultural." "Su tesis central es que la cultura da forma a la mente, que nos aporta la caja de herramientas a través de la cual construimos no solo nuestros mundos sino nuestras propias concepciones de nosotros mismos y nuestros poderes"
En el primer capítulo, "Cultura, mente y educación" , escrito después de los otros ocho capítulos, J. Brunner reflexiona "sobre las implicaciones que subyacen a los debates de la década". A su vez avanza "algunos de los principales objetivos de la aproximación cultural" y explora "cómo estos se relacionan con la educación". Esta perspectiva psico-cultural de la educación, la formula en los siguientes nueve postulados: 1. El postulado perspectivista; 2. El postulado de los límites; 3. El postulado del constructivismo; 4. El postulado interaccional; 5. El postulado de la externalización; 6. El postulado del instrumentalismo; 7. El postulado institucional; 8. El postulado de la identidad y la auto-estima; 9. El postulado narrativo
Desde esta perspectiva psico-cultural el autor asume como primera premisa que "la educación no es una isla, sino parte del continente de la cultura". Y luego se hace pret-untas tales como: "qué función sirve la ‘educación' en la cultura", y "qué papel juega en las vidas de aquellos que operan dentro de ella."; "por qué la educación está situada en la cultura como lo está, y cómo este emplazamiento refleja la distribución de poder, estatus y otros beneficios".
J.Brunner nos ofrece una síntesis de su visión de la educación en los siguientes términos: "la educación no es sólo una tarea técnica de procesamiento de la información bien organizado, ni siquiera sencillamente una cuestión de aplicar ‘teorías del aprendizaje’ al aula ni de usar los resultados de ‘pruebas de rendimiento’ centradas en el sujeto. Es una empresa compleja de adaptar una cultura a las necesidades de sus miembros, y de adaptar s sus miembros y sus formas de conocer a las necesidades de la cultura."
En el capítulo dos J.Brunnner usa la expresión "Pedagogía popular", que según él se ha vuelto profesionalmente usual para referirse a "nuestras teorías intuitivas cotidianas sobre cómo funcionan otras mentes", y .que afectan nuestras interacciones con otros. Este capítulo trata sobre el modo como los seres humanos conseguimos encontrarnos a través de nuestras mentes. Normalmente esta problemática se expresa también en el aula, las maestras preguntándose, "¿cómo llego a los niños?", y los niños diciéndose,"‘¿qué es lo que la maestra nos intenta decir?"
Para investigar esta problemática, sostiene el autor, no es lo más indicado, lo que suelen hacer muchos psicólogos: experimentar con ratas en un laberinto, o, probar con alumnos en el laboratorio el aprendizaje absurdo de sílabas, o simular en el ordenador programas de inteligencia artificial. Bastaría con colocarnos en un aula repleta de niños de nueve años y preguntarnos "qué tipo de conocimiento teórico les ayudaría", a niños y maestra.
J.Brunner observa que los niños empiezan asumiendo que la maestra tiene el conocimiento y se lo pasa a la clase. Aprenden enseguida que otros niños de la clase pueden también tener conocimiento y que lo pueden compartir. Finalmente, aprenden que si nadie del grupo "conoce" la respuesta, puedes ir siempre a algún lugar donde encontrarla. Esto último "es el salto a la cultura como almacenamiento de conocimiento, caja de herramientas o lo que sea" Es así que cuatro modelos principales han dominado en nuestros tiempos: 1. ver a los niños como imitadores, la adquisición del "saber-como-hacer". 2. verlos como aprendiendo de la exposición didáctica: la adquisición de conocimiento proposicional; 3. verlos como pensadores: el desarrollo de un intercambio intersubjetivo, y finalmente, ver a los niños como conocedores: la gestión del conocimiento "objetivo".  Es importante, según el autor, arrancar de su exclusivismo a las cuatro perspectivas, verlas como partes de un continente más amplio. Es necesario fundirlas en alguna unidad congruente, reconocerlas como partes de un continente común.
J.Brunner concibe la escuela y la cultura como una comunidad de intercambios y apoyos mutuos. Esto serviría de garantía para el hecho, por ejemplo, "de que enriquecer el país trabajando duro en la escuela no serviría sólo para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres, sino que resultaría en un nuevo patrón de distribución más equitativa de la riqueza nacional. En una palabra, no estaríamos intentando reproducir la cultura como ha existido sin más."
Opina J.Brunner, "la psicología no sólo debe considerar los límites impuestos por la evolución biológica del hombre sobre la actividad mental, sino que también debe tener en cuenta constantemente una discontinuidad omnipresente en esa evolución: la emergencia de la cultura humana a través de la cual el hombre crea una representación simbólica de sus relaciones con el mundo". Por esto también, "le mente no puede considerarse en ningún sentido como ‘natural’ o desnuda, pensando en la cultura como una añadidura.
Esta psicología cultural se propone entonces "explorar la emergencia de la intersubjetividad en nuestra especie humana", y responder a preguntas tales como: "¿Cómo ‘conocemos’ otras mentes, qué tipos de teorías desarrollamos o adquirimos para conocer los estados mentales de otros, cómo se desarrolla y madura esta supuesta capacidad, cuáles son sus orígenes evolutivos, y cómo las ha conformado la historia cultural?" A lo largo de una década hubo una explosión de trabajo. El autor sospecha que "la llamada revolución cognitiva puede haber animado este proceso al hacer de nuevo respetable hablar de ‘la mente’ para los psicólogos”. Lo que sucedió fue la convergencia de resultados de investigaciones realizadas en diversos campos. "una convergencia de trabajo sobre la mente del bebé, sobre el autismo, sobre las teorías infantiles en desarrollo de cómo funcionan otras mentes y sobre la enculturación en los chimpancés"
Esta psicología cultural, opina J.Brunner, "puede ilustrar la interacción entre observaciones biológicas, filogenéticas, psicológicas individuales y culturales mientras nos ayuda a captar la naturaleza del funcionamiento mental humano" Esta es una convicción central de J.Brunner, que lo lleva a decir: "Si la psicología quiere avanzar en la comprensión de la naturaleza humana y la condición humana, tiene que aprender a comprender la sutil acción recíproca de la biología y la cultura".

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